Queridos amigos, de nuevo nos asomamos a esta ventana al mundo que nos conecta con vosotros para estar en contacto y compartir nuestra pasión: el escapismo en vivo.
En este nuevo post queremos abordar un asunto clave sobre la materia que nos ocupa, y sobre el que existen multitud de teorías. ¿Cual o cuáles son los orígenes de los juegos de escape? Hay muchas y variadas versiones, pero todo apunta a que el nacimiento de esta forma de ocio, tal y como la conocemos ahora, nació en Hungría hace aproximadamente cinco años. Muy poquito tiempo, ¿verdad?.
Su creador y precursor, Attila Gyurkovics, fundó la primera empresa, 'ParaPark' cuyo éxito propició el surgimiento de otras tantas dedicadas al escapismo. Para que nos hagamos una idea: solo en la capital, Budapest (con 1,7 millones de habitantes), existen alrededor de 80 salas de escape en vivo. ¡Increíble! La idea y el formato que ideó Attila es la que se ha extendido al resto del mundo.
Pero, como hemos mencionado, hay varias teorías sobre el origen de los juegos de escape, y una de ellas apunta hacia Japón, concretamente Tokyo y Osaka, como los dos puntos donde ya en el año 2008 había salas dedicadas a practicarlos. Sin embbargo, dos años antes, en California, se practicó el primer juego de aventura en vivo en un espacio cerrado: Origin, que pretendía dar vida a una novela de Agatha Christie. Fue una experiencia muy básica, aunque su éxito llegó al país del Sol Naciente, donde quisieron imitarlo.
El Gran Mago Pero si queremos ahondar en el concepto de escapismo como tal, más allá de los juegos y las salas, tendríamos que remontarnos mucho antes: al siglo XVIII, cuando los Hermanos Davenport se popularizaron por su habilidad para liberarse a sí mismos de nudos de soga.
Hablamos ahora de otro concepto de escapismo, como la práctica física de liberarse de un encierro o una trampa. Los magos utilizaban técnicas de ilusionismo, pero también la flexibilidad, la fuerza, la audacia... Y el ingenio.
En nuestros juegos, que son ficticios, el objetivo es salir de una habitación o liberarnos de una amenaza: los ilusionistas ponían en juego su vida, o al menos eso era lo que parecía.
No tendría sentido hablar de esto sin mencionar a la gran leyenda del escapismo: el gran mago Harry Houidini (1874- 1926), que precisamente nació en Budapest, la ciudad que siglos después impulsaría los juegos de escape al resto del mundo. Houdini, que era un consumado atleta, comenzó como trapecista, para después comenzar su carrera como mago chistoso haciendo juegos de cartas. Pero pronto, a principios del siglo XX, comenzó a practicar el escapismo, con números como 'la metamorfosis':
“(...) El ilusionista era atado e introducido dentro de un saco, y a su vez dentro de un baúl; todo ello era atado y sujeto con candados. Entonces una ayudante subía encima del baúl, levantaba una cortina y 3, 2, 1… al instante siguiente la cortina bajaba mostrando a un Houdini liberado en el lugar que ocupaba la ayudante. Entonces se abría el baúl y se desataban todas las cuerdas del saco para mostrar a la asistente dentro de la caja: ambos se habían intercambiado o metamorfoseado con el mejor arte de la magia. Este número sigue siendo espectacular hoy en día cuando se ejecuta con destreza y habilidad. Se cree que Houdini ejecutó este número más de diez mil veces en toda su carrera (...)”. (Fuente: Wikipedia).
Esposas, sogas con fuertes nudos, grilletes, cadenas con candados... su habilidad para zafarse de estas ataduras en complicadas situaciones -en bidones de agua, en cofres arrojados al mar...- encandilaba al público. “(...) Aunque sus secretos permanecieron bien guardados, se cree por los libros que publicó, lo que persistió de su colección personal de trucos y los análisis de los estudiosos, que en general realizaba sus proezas sin ayuda de personas allegadas a él, principalmente ocultando ganzúas, llaves y otras herramientas en los orificios de su cuerpo, por ejemplo tragándose las llaves y regurgitándolas (…).
Lógica y astucia: el punto común ¿Qué conclusión podemos sacar? Sin duda Houdini recurría a su ingenio, su sentido de la lógica y su fortaleza mental para escaparse de las peligrosas situaciones en que se involucraba.
Podría parecer que poco o nada tiene que ver este 'formato' de escapismo con el actual, pero si miramos más allá podemos llegar a la deducción de que Houdini, y toda la generación de ilusionistas y magos que se popularizó en esa época, recurrían a la imaginación, a la inventiva, al razonamiento, la destreza, la astucia... Los mismos recursos que los escapistas del siglo XXI tienen que poner en práctica para salir de los retos que les proponemos.
¡Y hasta aquí el post de hoy! Esperamos que os haya gustado y que os motive más si cabe para seguir disfrutando con la apasionante práctica del escapismo en vivo.
¡Hasta pronto!